Casa de campo

Un entorno rodeado de naturaleza y la búsqueda de espacios de transición entre interior y exterior, se convirtieron en las directrices del proyecto. Un proyecto destinado a uso de merendero, donde el gran porche construido a base de madera se convertirán en el espacio principal del mismo.

Un proyecto especial por su relación con el entorno, emplazado en la periferia de un pequeño pueblo en donde la arquitectura y la naturaleza se funden mano a mano. Al ubicarse en lo alto de una loma, las cubiertas se alargaron lo máximo posible para generar un paralelismo entre la pendiente del terreno y de la propia cubierta.

Un proyecto especial por su relación con el entorno, emplazado en la periferia de un pequeño pueblo en donde la arquitectura y la naturaleza se funden mano a mano.

El proyecto actuó como un motor para los pequeños oficios de la zona, activando muchos de ellos como el taller de carpintería para la ejecución de las cubiertas, el taller de cerámica para la puesta en escena de sus tejas, o el taller de cerrajería para las puertas u pequeños detalles que la diferencian de las viviendas más urbanas. Una vez más, la arquitectura es capaz de regenerar un tejido económico y social sobre un pequeño emplazamiento dejado de lado por las grandes urbes.

Todo ello, bajo un lenguaje tradicional-contemporáneo, respetando la arquitectura del lugar, pero con matices que hacen guiño al Mientras que la imagen exterior se reserva a un lenguaje tradicional basado en materiales naturales de la zona – arcilla, madera, piedra – el interior queda contrastado por su luminosidad gracias al empleo de mortero de cal y madera de pino tratada con pintura del mismo tono.

Esto nos permite conseguir un espacio mucho más luminosa, actuando como telón de fondo para los huecos de fachada volcados al exterior. En definitiva, pequeñas estrategias para conseguir las relaciones visuales que nacieron con germen del proyecto, diseño más contemporáneo y actual. Se establecen pautas de diseño para aunar espacio interior y espacio exterior, dejando espacios intersticiales entre ambos a modo de porches cubiertos. De esta forma se rompen los límites, dejándolos difusos hasta tal punto de integrar cocina y salón -espacios principales- en su entorno más cercano. La proyección de grandes huecos en fachada también ayudarán a conseguir el mismo objetivo.

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